Cuando no estoy no es que me he ido.
A cierta edad una dama tejía estrellas
o atrapasueños con plumas despeinadas.
Yo siembro silencios y sonrío,
podrida cizaña maldecida,
en el reencuentro de las risas y los soles.
Cuando no estoy no es porque me he ido.
Estoy aquí limpiándome los ojos,
purgando el asco , la vergüenza ajena.
con carcajadas que comparto al viento.
Allá se seca la sucia enredadera.
Pobre quien cree sin ver ,
cara de espejo su nombre,
soñó con palabras sin fragancia,
mustias,
grises,
sin sol,
agusanadas,
muertas.
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