Volver a los diecisiete después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente, volver a ser de repente tan frágil como un segundo, volver a sentir profundo como un niño frente a Dios, eso es lo que siento yo en este instante fecundo. Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando,como el musguito en la piedra....
Tu tiempo es un vidrio, tu amor un faquir, tu cuerpo una aguja, tu mente un tapiz. Si las sanguijuelas no pueden herirte no existe una escuela que enseñe a vivir. El ángel vigila, descubre al ladrón, le corta las manos, le quita la voz. La gente se esconde o apenas existe, se olvida del hombre, se olvida de Dios.
Miro alrededor, heridas que vienen sospechan que van, y aquí estoy: pensando en el alma que piensa y por pensar no es alma. Desarma y sangra.