Para correr hacia el mar
vistiéndonos de Sol
para tener y prestar
niñez del corazón.
Para jugar a inventar
el mundo en una flor
somos dos, somos dos.
La eternidad es hoy.
La eternidad
para cantar
y derrotar al tiempo.
Para cruzar sin temor
el valle y el volcán,
somos dos, somos dos
enamorándonos,
viviendo sin después
ni adiós, ni olvido.
Para pedirle al dolor
que ya no vuelva más
somos dos, somos dos,
ilusionándonos
por una pequeñez,
un color quizá perdido.
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