¿Vendrá la muerte
y tendrá tus ojos?
No, apenas un plegamiento
del aire,
un escalón de niebla
que no se logra
bajar,
un ahogo súbito
en el pecho.
¿Vendrá la muerte
y tendrá?
No, algo que oscila
y lento se anochece
en el agua,
una línea
imperceptible y gris
en la luz
de la mañana,
un estado de
suspensión.
¿Vendrá la muerte?
Ahora nos entendemos:
eso sí.
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