quién pudiera

rescatar abriles

desandar senderos

atrapar minutos

quién pudiera

cercar atardeceres

bailar con los pasos perdidos

enredar miradas

quién.

 CAMBIAR DE SITIO

para amanecer

COMO SI ESO PUDIERA

cambiar el día

cambiar la tarde

cambiar la noche.

 Invierno de encierro

minutos muertos 

ruedan hacia el nunca más.

 mil soles sueñan

desesperadas lunas.

rojas manchas de sal 

escupen sobre la tierra.

mundos invisibles traen

vueltas en redondo.

saltan locamente

suspiros rotos de desamor.

 

 Muros vengan

repugnantes sonidos ,vengan.

Habré de saltar.

No tendré miedo.

Antes fui una niña feliz.

Ya no soy ni una sonrisa.

Ni un sendero furtivo de Cortázar

para aniquilar años perdidos.

 

 En la pared desnuda 

cuelgan dos deseos gitanos

se suicidan

en su verdoso rojo

confiando

en los milagros de la esperanza.

Vine

La estrella de la mañana tiene todavía el mismo
silencio palpitante; la luz primera está enredada aún
en las enredaderas que cuelgan de mi ventana,
como en aquellos días pasados.
Olvidé un momento que todo había cambiado, y vine.

Sombra, trémula sombra de las voces.
Arrastra el río negro mármoles ahogados.
¿Cómo decir del aire asesinado,
de los vocablos huérfanos,
cómo decir del sueño?

Sombra, trémula sombra de las voces.
Negra escala de lirios llameantes.
¿Cómo decir los nombres, las estrellas,
los albos pájaros de los pianos nocturnos
y el obelisco del silencio?

Sombra, trémula sombra de las voces.
Estatuas derribadas en la luna.
¿Cómo decir, camelia,
la menos flor entre las flores,
cómo decir tus blancas geometrías?

¿Cómo decir, oh Sueño, tu silencio en voces?

            

El infinito

De un tiempo a esta parte
el infinito
se ha encogido
peligrosamente.

Quién iba a suponer
que segundo a segundo
cada migaja
de su pan sin límites
iba así a despeñarse
como canto rodado en el abismo.