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no sé si abrazarte
o darte las gracias
soy del mundo de las profundidades
me atraviesa el viento de tu beso
quien quiso matarte se equivocó de ruta
volviste
como siempre
bienvenido a mi reino
lejos de las vanas banalidades
cerca de la luna y el canon
la sutileza del amanecer.
Si el cielo decide caerse
tapar de lágrimas el campo
dejar sin guarida a las langostas
acurrucar con viento las magnolias
si el cielo lo decide
¿quién se atreve a oponerse
a sus designios?
El cielo sabe los por qué
los cómo y cuándo
y yo con mi rojo paraguas
y mi abanico
me siento a mirar las nubes
y a descubrir figuras y fantasmas.
Dos más dos son cuatro
nunca tres
y si me miras no me ves
te atravieso con mis pies
del derecho y del revés
tarde de noviembre es
que se inunde
que se llene de barro
que la lluvia te escupa su canto
las brujas salieron a pasear
y los sapos a cantar
pero tu canto ya no escucha
ay que risa que me da.
si pienso en alguien por quien vivir,
si casi nada se tiene en pie
y este segundo ya se nos fue;
si en la mirada dura un fulgor
atravesando tanto dolor
yo canto versos de mi sentir
y los condeno a sobrevivir.
Donde parece el sol no alumbrar,
donde se muere de soledad,
en lo más hondo de esta quietud,
donde ocultó la sangre la luz;
donde agoniza un ángel guardián
y se nos pudre el agua y el pan
yo canto versos del corazón
y los enciendo en una canción.
Canto, canto;
tan débil soy que cantar es mi mano alzada.
Y fuerte canto, canto;
no sé más qué hacer en esta tierra incendiada
sino cantar.
En lo invisible de la ciudad,
donde se ocultan odio y verdad,
donde las bocas de un niño gris
corren sonámbulas tras de mí;
la infortunada noche que un Dios
arrepentido nos olvidó
yo canto versos de furia y fe
pa' que me ayuden a estar de pie.
Canto, canto;
tan débil soy que cantar es mi mano alzada.
Y fuerte canto, canto;
no sé más qué hacer en esta tierra incendiada
sino cantar.
Canto, canto;
tan débil soy que cantar es mi mano alzada.
Y fuerte canto, canto;
qué más hacer con palabras deshabitadas
sino cantar.
Tantos senderos de madres que con el tiempo que corre sin andenes se vuelven hijas otra vez y se reflejan en sus gestos y palabras porque fueron miradas , escuchadas , repetidas , abrazadas , amadas en silencio por la siembra del amor que hoy las celebra .
Cada cual atiende su juego, lejos de los sartenes y su aroma a aceite rancio ; cerca de los mapas que me llevan por circuitos bajo un mismo cielo ;lejos de esa música que repica sonidos iguales ;cerca de las palabras que se dicen ,se escuchan ,se escriben ,se saborean ,se huelen; lejos de ridículas selfies que muestran mundos falsos y sonrisas de plástico quemado ; cerca de un mate bajo un limonero que suelta sus flores blancas sobre mi patio ; lejos de vanas conversaciones donde alguien miente siempre ; cerca del espejo que me devuelve una mirada cómplice porque para reírme está la casa entera ,el patio y la vereda ,la calle y la avenida . Porque siempre vuela mi risa y donde resuena alguien está sonriendo y ese es mi don , y la palabra y la lealtad y la verdad que nada en el aceite viejo de una sartén de alguien con cara de luna llena que baila al son de una balada amarga con gusto a nochevieja y mosquitos zumbando bajo una luz difusa que apunta a una ventana oscura que se apaga cuando el flash no le apunta y dispara.
Cada cual su juego atiende pero yo siempre gano . Digo como un mantra , lo repito y remarco.
